miércoles, 22 de marzo de 2017

CÓMO SE CUELA LA VIOLENCIA



Se cuela suave y paulatinamente mediante los medios de comunicación, las campañas publicitarias, los programas de televisión...y va generando, estereotipos muy marcados que obedecen al mismo origen: la desigualdad.

También, se cuela como un elefante e una cacharrería, llamando la atención por lo injusto que es, pero, aún así, no todo el mundo está sensibilizado para darse cuenta. Muchas personas, necesitan que se lo mastiques y se lo expliques, para que perciban lo que realmente está pasando, porque a pesar de la evidencia, no no se dan cuenta.

Esa es la sutilidad de la violencia y la desigualdad.


- Historias donde las mujeres no son protagonistas, sino meras acompañantes y no nos hemos dado cuenta hasta que hemos conocido el test de Bechdel.
- Artistas plásticas, escritoras, científicas, inventoras...que no aparecen en los libros de historia con los que estudian nuestros hijos e hijas ni en las colecciones históricas de playmobils.
- Personas que consideran el feminismo como un acción subversiva, pero que cuando se le explica que las personas feministas buscan la igualdad de derechos, entonces dicen "Ay, entonces si que lo soy"
- Actitudes de control y posesión que están bien vistas, porque se confunde el amor con el dolor 
- Canciones que perpetúan la sumisión de la mujer y la superioridad del hombre
- Programas de televisión donde lo más importante es la apariencia y la estereotipación al máximo 
Representan lo femenino como algo menos válido, inferior o poco representativo.

Los adjetivos que se usan son diametralmente opuestos si van dirigidos a mujeres o a hombres, niños y niñas, chicos y chicas.

ELLAS: dóciles, sumisas, guapas, cuidadoras, bellas, preocupadas, maternales, y en definitiva, todo aquello que las identifique con un color rosa pastel.

La que se sale del molde, asemejándose a lo masculino, es tildada de machorra, mandona, víbora, incorregible o puta.

ELLOS: aventureros, inteligentes, nobles, machotes, ligones, con iniciativa y válidos.

Aquéllos que no encajen en esta descripción, los que no se sientan a gusto en este estereotipo, tampoco saldrán indemnes. Se les llamará marica, nenaza o cualquier otro adjetivo que les encasille en el cajón de las rosa.

Ante esta tesitura, ambos salen perdiendo.

En mi práctica profesional de sexología, me encuentro a diario con hombres y mujeres que no encajan en sus respectivos moldes y de cómo esta vivencia, les ha hecho desarrollar diversas problemáticas en el plano relacional, amoroso y en el sexual.

Hombres que son cariñosos, afectuosos, sin iniciativa a la hora de empezar un encuentro sexual, con dificultades para valorarse a si mismos, volubles, tímidos...que a la hora de estar con sus parejas, no encajan, ya que ellas, normalmente, esperan un hombre-azul que sea activo, con iniciativa, fantasioso y que esté siempre dispuesto a tener un revolcón.

También me encuentro con mujeres, que siempre tienen ganas, que necesitan más, que no se conforman, que quieren acción, sexualidad más que sensualidad, que desean y se excitan, que toman la iniciativa y fantasean. Muchas de ellas, en más de una ocasión, se han reprimido, al darse cuenta de que eso no correspondía con su género o que quizá, estaban llegando al otro extremo.

De ahí la importancia de conocer que el género es un continuo y aunque el estereotipo diga que lo representativo es lo ROSA-AZUL, hemos de conocer y transmitir que, entre medias, existe una gran gama de colores. Tantos como las diversidades humanas.




#EducaIguales




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